domingo, 15 de julio de 2012

Los gritos del silencio, por Antonio Valdivia

Domingo, 15 de Julio de 2012


Como todos sabemos se “peca” más por omisión que por acción.  Nuestra grave situación es debida a la omisión de todos los elementos que conforman nuestra sociedad ante los despropósitos y abusos cometidos durante estos 34 años de mal llamada democracia.

Y como muestra, aquí van algunos de esos pecados por los que ahora, muchos se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo.  Ahora que ya el mal está hecho y por lo tanto sus consecuencias las sufrimos casi todos, y captura de pantalla 2012-07-14 a las 20.38.03digo casi, porque aquellos, los responsables de las malas acciones así como del silencio cómplice y la omisión continuada, no se ven afectados por los tremendos recortes y dureza que nos imponen.
El abuso de la estructura desmesurada del Estado jamás se ha cuestionado mientras todos trepaban en las mismas y se lucraban de ellas.  Todos callaban pues todos se beneficiaban.  Hoy es un clamor y una demanda social el cambiar y racionalizar el número de políticos y empleados públicos que cuadriplican a los existentes en Alemania, teniendo ésta el doble de población.  Para denunciar y darnos cuenta de ello han tenido que pasar 34 años de silencio y de mirar, todos, para otro lado.
Los partidos políticos, sindicatos, patronales y organizaciones afines a los mismos, han estado viviendo, y viven, a costa del presupuesto y todos ellos no han abierto la boca para hacer examen de conciencia y renunciar a unos privilegios que nada tienen que ver con el libre mercado o la verdadera representatividad de aquellos a los que dicen defender.  Hoy se siguen montando actos y congresos de lujo con el dinero que los  demás, sean afiliados o no.  Y esto ha sido así durante los años de bonanza, cuando por el hecho de disponer de un trabajo, todos callábamos y consentíamos.  Ahora nos duele y lo vemos como un abuso, pero hemos pasado años sin denunciar y exigir que cada cual se pague sus caprichos y sus actividades lúdicas festivas.
Los órganos de control del Estado, no han controlado nada, su silencio ha sido clamoroso y actuado más como cómplices, por su silencio, que como organismos independientes dedicados a la regulación y defensa de los intereses ciudadanos.  Son parte interesada de la estructura de fraude y asalto al presupuesto, permitiendo con su silencio el latrocinio continuado que nos ha traído hasta esta situación.  Aquí tenemos al Tribunal Constitucional, al Banco de España, a la Hacienda Pública, a la CNMV, al Fiscal General del Estado, todos ellos unidos bajo los intereses de los partidos dominantes y cubriéndoles las espaldas, cosa que sigue igual a día de hoy.
Los mismos partidos políticos, en función de ser Gobierno u oposición, se han cubierto los unos a los otros las miserias y vergüenzas, tales como el GAL, el 11M, el caso Faisán, el caso Campeón, los ERES de la junta de Andalucía, el Gúrtel y cuantísimos más.  El escándalo es mayúsculo y no viene de hace seis o siete meses, ha sido así desde 1978, cuando la Constitución dio luz verde a una organización del Estado, falsa y de conveniencia para unos pocos.
Igualmente la sociedad, si, nosotros mismos, que hemos estado callados, no implicados en los asuntos sociales, alejados de los intereses del pueblo porque teníamos trabajo, casa, coche y crédito y mientras que “me iba bien”, no me importaba lo que le ocurriera al vecino.  A eso se le llama egoísmo y omisión de nuestra obligación con la sociedad.  Somos tan,  o más, culpables que el resto de los actores de este descalabro.
Tenemos todo el derecho de protestar, de echarnos a las calles, de estar irritados y cabreados por lo que de injusto tiene el recorte brutal al estamos sometidos, pero hemos llegado hasta aquí, por el pasotismo, la falta de implicación y denuncia permanente de la injusticia.  Es decir, estamos como estamos por la omisión de nuestros deberes en todos los órdenes de la vida.  Hemos sido un pueblo pasota, consentido y caprichoso y ahora sufrimos las consecuencia.

1 comentario:

  1. Mirar para otro lado y esperar que los problemas se resuelvan por si sólos o tapándolso con otros mayores es la definitiva concepción de un Estado que ha vivido claramente por encima de sus posibilidades arrastrándonos a todos a lo mismo. Todos sómos responsables en mayor o menor grado, pero tampoco los de abajo podemos acarrear con la totalidad de los recortes mientras los demas se llevan un ccahetito y se llevan una reprimenda para continuar sablando lo mismo que antes.

    Esto va a reventar y todo el que tenga una mínima responsabilidad ya se puede ir preparando.

    Un saludazo.

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