*Julia Navarro es escritora y filóloga |
*Por Julia Navarro
Cristóbal Montoro no pierde la sonrisa ni la calma, ni siquiera el tono monocorde de profesor. Lo cierto es que el ministro ha aguantado el tirón en el Parlamento defendiendo sus Presupuestos Generales del Estado rechazados por toda la oposición. Diez enmiendas a la totalidad, diez enmiendas rechazadas, y Montoro dispuesto a seguir adelante.
Desde la oposición se insiste que el Gobierno está solo, y lo está, pero es una soledad que contabilizan en más de ciento ochenta diputados, es decir la mayoría absoluta.
Lo cierto es que los Presupuestos Generales del Estado elaborados y defendidos por Montoro suponen dar un tajo importante al Estado del bienestar, y por tanto del cambio de modelo.
Nadie discute que hay que ahorrar, que las Administraciones no pueden despilfarrar, que deben de gastar cada euro con cuidado, pero gastar con sentido común no pasa por acabar con la universalidad de la sanidad, de la educación ni mucho menos por dejar desprotegidos a los más débiles.
Claro que hay que acabar con el "turismo sanitario", faltaría más, pero junto a una medida lógica como lo es ésta nos cuelan otras que son pura ideología neoconservadora, por ejemplo que los pensionistas paguen más por los medicamentos.
En ocasiones me gustaría que nuestros políticos "vivieran" con las pensiones o con los sueldos de los españolitos de a pie. ¿Se imaginan? Y es que para un pensionista tener que pagar los medicamentos, supone un varapalo a sus ya de por sí frágiles economías.
Verán, yo creo que hay que gestionar mejor los recursos públicos, y gestionando mejor nos ahorraríamos muchos millones de euros. De la misma manera que me parece de sentido común que de una vez por todas el Gobierno se siente con las comunidades autónomas para racionalizar la Administración en todos sus niveles, desde el municipal, pasando por el autonómico y llegando al estatal. No podemos tener "tres de todo", es decir multiplicar los cargos públicos, y ahí sí que se podría ahorrar. Pero los partidos miran para otro lado porque esos recortes no les interesa desde el punto de vista partidario.
También hay otras partidas donde se debería de recortar, por ejemplo Defensa. No digo que no debamos tener un Ejército bien preparado y con el material que sea preciso, digo que no sé qué demonios hacemos en Afganistán, y que lo que nos cuesta estar en Afganistán sería suficiente para mantener las maltrechas cuentas de la sanidad, o no digamos para no tener que recortar la inversión en investigación.
Pero el ministro Montoro, tijera en mano a la hora de elaborar los Presupuestos, ha optado por recortar por donde no debía, o sea la sanidad pública, la educación pública, la asistencia a los mayores, la investigación, etc.
Hay quienes durante los últimos años han repetido que cada vez había más diferencias entre la derecha y la izquierda y habría que pedirles que se leyeran los Presupuestos Generales del Estado del ministro Montoro y entonces comprenderán en qué consisten esas diferencias entre unos y otros, entre derecha e izquierda. Los Presupuestos Generales del Estado son la prueba del algodón, la evidencia del color del Gobierno de turno. Eso sí, seguro que los Presupuestos del ministro Montoro son del gusto de la señora Merkel.
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