jueves, 14 de junio de 2012

Expolio catalán


Expolio catalán


Para conseguir ganar un concurso por una obra pública, una concesión de un peaje, o la explotación comercial de la ITV parece ser que antes habría que pasar por el peaje de CIU




Hace una semana hemos conocido a través de los medios de comunicación el informe policial solicitado por el juez del caso Palau, en el que se concluye que CIU financió ilegalmente sus campañas electorales a través de comisiones pagadas por constructoras de obra pública en Cataluña.
Pero lo más novedoso de la información publicada es  que por primera vez se destapa en documento judicial  que la trama de comisiones cobradas por CIU a cambio de concesiones administrativas podría extenderse más allá de Ferrovial – constructora cuyo directivo está imputado en el caso Palau junto al ex secretario de finanzas de Convergencia-,  apuntando a  un cobro de comisiones a las principales empresa que contratan con la Generalitat en  prácticamente todos los sectores. Desde constructoras, a concesionarias de peajes de autopista, pasando por empresas de gestión de aguas, residuos o ITV habrían pagado comisiones en forma de donación a CIU para conseguir  concesiones de servicios públicos en Cataluña. Es decir que para conseguir ganar un concurso por una obra pública, una concesión de un peaje, un servicio de aguas o la explotación comercial de la ITV parece ser que antes habría que pasar por el peaje de CIU.
Con los datos aportados por la policía y las conclusiones de su trabajo hoy podemos comprender mejor que ha pasado en Cataluña en los últimos años. Ahora podemos imaginar  por qué el gobierno Pujol renovó las concesiones de peajes a Abertis sobre autopistas que estaban ya pagadas y repagadas hasta cuarenta veces su coste de construcción. Ahora sabemos por qué encontraron en  el ordenador de Millet en el Palau carpetas que en vez de hablar de música o audiciones hablaban de la obra de la línea 9 del metro o de la obra en la ciudad judicial, y aparecían los nombre de los ex secretarios de finanzas de CIU y al lado un tanto por ciento de cada teórica donación y patrocinio que aportaba la constructora Ferrovial. Ahora vemos todavía con mayor nitidez aquella escena siciliana entre Maragall y Mas hablando en sede parlamentaria del 3 %, eso sí, sin que la fiscalía ni nadie llamara a declarar después de aquel bochornoso capítulo a Maragall y sin que el PSC denunciara lo que al parecer los partidos del hasta entonces oasis catalán ya sabían.
El nacionalismo, desde que  Pujol ganó sus primeras elecciones  en 1980, empezó a construir su futura nación con el dinero de todos aprovechando las competencias y el poder que le daba ser presidente de la comunidad autónoma catalana, y, para ello, se encargó de ofrecer protección y ser comisionista de las principales empresas catalanas y de aquellas que quisieran trabajar con la administración catalana, que vieron una oportunidad de oro en la autonomía para repartirse contratos y concesiones a cambio de no oponerse al discurso nacionalista de la Cataluña oficial y de participar de las prácticas que la federación nacionalista les exigía.
Durante la comisión de investigación parlamentaria que impulso Ciudadanos junto a otros grupos en el parlamento catalán, tuve ocasión de tener un cara a cara con Félix Millet, a pesar de que él se acogió a su derecho de no contestar a los portavoces de los grupos parlamentarios.  En aquel momento ya le dije al que hubiera  sido presidente del  consorcio del Palau  apoderado por Jordi Pujol, que aunque había confesado parte del saqueo del Palau no creía que él fuera el capo de la mafia, sino uno más de la banda.  Hoy lo tengo más claro todavía después de ver las conclusiones del informe de la policía: Millet era uno más de la banda, el Palau era una lavadora de dinero para financiar la causa de los nacionalistas y el cuartel general de la banda no estaba en el palacio modernista de Puig y Cadafalch,  sino en otro palacio situado a unas pocas calles barcelonesas, en  plena  Plaza Sant Jaume.
Después de escuchar hasta la saciedad en boca de muchos dirigentes nacionalistas que el resto de españoles “roban” a los catalanes, que hay un “expolio” fiscal de los madrileños, murcianos, andaluces o cántabros a los ciudadanos de Cataluña, va a resultar que el verdadero expolio y lastre para Cataluña son sus gobernantes, que se envuelven en la bandera para que no veamos lo llenos que llevan algunos los bolsillos, junto al séquito de unos cuantos empresarios catalanes, que ya se beneficiaron durante el franquismo, ahora en democracia han sacado tajada con más de treinta años de nacionalismo y conociéndoles un poco seguro que alguno ya debe estar pensando en cuantas concesiones o subvenciones se llevarían en un hipotético estado catalán.  Pero que nadie se equivoque, al final, los bolsillos de donde salió, sale y saldrá  el dinero siempre han sido los mismos, los ciudadanos de Cataluña.
Albert Rivera, Presidente de Ciudadanos

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